Cultura Nancagua

Thursday, June 22, 2006

NANCAGUA, UNA BREVE MIRADA A SU HISTORIA.



Junto con las huestes de Don Pedro de Valdivia, que llegó a Chile, como se sabe, a fines del año 1540, venía Don Francisco de Riveros y Figueres y su hijo Don José Riveros y Aguirre; ambos eran soldados; seguramente en el Perú la suerte no los trató del todo bien, y por eso reconocieron líneas en el pobrísimo ejército español con que el Conquistador de Chile emprendió la tarea homérica de dar un nuevo reino a la Madre España. Es así como padre e hijo, que venían a Chile no tanto para conquistar tierras a su rey, como para elaborarse fortuna y regresar ricos al viejo mundo, muy pronto hicieron valer sus méritos: dejaron sus armas a un lado, y el hijo, don José logró adjudicarse una merced de tierras en Nancagua. Llegó a estas tierras por el año 1560, y muy pronto se supo en Santiago, ciudad que se había fundado sólo 20 años antes, que don José iba de éxito en éxito en sus faenas como agricultor y minero. En más de una ocasión figuró con gruesas sumas de dinero en oro, que forzosamente tenía que entregar en préstamo al gobierno central para los gastos innumerables que demandaba la guerra contra Arauco.
Afortunadamente para don José los pueblos originarios de esta zona - indios promaucaes -, no eran tan guerreros como los del sur y los de las vecindades de Santiago; pudo trabajar tranquilamente, sin grandes problemas y amasar una fortuna que pronto lo hizo figurar entre los hombres más ricos y considerados de este reino. Después del año 1570, desaparecen las noticias de este, uno de los primeros habitantes conocidos de Nancagua.
Hacia fines del siglo XVI, de nuevo aparece Nancagua en el concierto nacional, la causa: Nancagua es el granero de Chile, pues surte de alimentos no tan sólo a Santiago, sino que a las huestes españolas que siguen la guerra en el sur. Es así como llega a Nancagua don Juan de Toledo y Mejía, hijo de una hidalga familia española que durante las sucesivas guerras venía de menos en peor. Don Juan de Toledo y Mejía consiguió entonces una merced de tierras en Nancagua y sumó los cargos de Teniente Corregidor y Gobernador (1579). Ello prueba que esta zona del reino era sumamente importante, transformándose don Juan en un agente de progreso para esta zona, se suceden en el cargo don Juan Sánchez Medón y Hernández (1607), Gregorio Fernández de Soto (1612), Simón Román de Tamayo (1625). Después de esta fecha el centro de poder se traslada más al norte y queda Nancagua como una gran hacienda, rodeada de otras menores que abarcaban casi todo lo que hoy es Colchagua.

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